En los últimos meses, una nueva tendencia ha captado la atención de los amantes de las plantas: las enigmáticas y fascinantes «litops», también conocidas como plantas piedra. Originarias del sur de África, estas peculiares suculentas han ganado popularidad debido a su singular apariencia y a sus impresionantes habilidades de supervivencia en condiciones extremas.
Lo que hace que las litops sean tan atractivas para los entusiastas del mundo vegetal es, en primer lugar, su asombroso parecido con pequeños guijarros. Esta característica les permite camuflarse perfectamente en su entorno natural, evitando así ser devoradas por los herbívoros. Pero su principal ventaja, y la razón de su creciente fama, es su bajo mantenimiento. A diferencia de muchas otras plantas de interior, las litops requieren una cantidad mínima de agua, lo cual las convierte en la opción ideal para personas ocupadas o aquellos que no tienen «mano verde». Sin embargo, la sorpresa más agradable para quienes adoptan esta planta en su colección es, sin duda, su floración. En otoño, las litops desarrollan flores espectaculares, que surgen de entre las hendiduras de estas pequeñas piedras vivas. Las flores, generalmente de color blanco o amarillo, son una verdadera delicia visual, añadiendo un toque de belleza inesperada y deslumbrante a cualquier espacio.
Los horticultores y botánicos señalan que el éxito en el cultivo de litops radica en su correcta exposición a la luz solar y en una s...